El Atlético tira de efectividad en Málaga

El Atlético de Madrid se impuso al Málaga en un partido cómodo para los rojiblancos, que se mostraron muy efectivos de cara a portería y que apenas sufrieron en defensa. Pocas ocasiones, pero bien aprovechadas. Con Fernando Torres como asistente involuntario en ambos goles, Koke primero y Filipe Luis fueron los encargados de poner los goles que dejan al equipo en la tercera plaza, un punto por delante del Sevilla, que todavía no ha disputado su partido esta jornada.

El Cholo Simeone dio entrada a Thomas en el centro del campo ante las numerosas bajas del equipo y eso se tradujo en un atasco en el centro del campo. El Atlético tenía el balón, pero le costaba mucho progresar ante el colapso de jugadores en la zona central. Plantado en su campo con cinco hombres en defensa, el conjunto de Míchel no vio inquietada su área en los primeros minutos.

El ritmo de juego era bajo y el dominio rojiblanco de la posesión no se traducía en peligro. En ese contexto, cuando el Atlético metió una marcha más al encuentro, encontró la recompensa. Koke trató de asociarse con Fernando Torres por el centro. El delantero buscó girarse pese a la oposición de un central y, en su intento, el balón se le escapó con tanta fortuna que fue a parar a las piernas de su compañero, más listo y rápido que nadie en el área para abrir la lata con la puntera.

Los intentos de salir a la contra mediante Sandro eran la única ocasión en la que parecía que el Málaga podía hacer daño. El delantero sacó tarjeta a los dos centrales rojiblancos, pero cada vez que recibía estaba demasiado lejos del área rival.

En la segunda mitad, más de lo mismo. Ritmo cansino en los primeros compases y el 0-2 del Atlético en cuanto subió la intensidad. Primero, Antoine Griezmann avisó, pero su remate final se fue ligeramente desviado. En la jugada siguiente, Filipe Luis se encontró con un balón en el área tras un regate fallido de Torres y, con un toque sutil con la zurda, salvó la salida de Carlos Kameni para cerrar el partido.

Solo tras el segundo mazazo reaccionó el Málaga, pero ya era demasiado tarde. Diego Llorente tuvo una clara ocasión a la salida de un córner, pero su cabezazo no acabó ni entre los tres palos. En los dos minutos posteriores, Jan Oblak salvó un intento de vaselina de Sandro y un disparo desde la frontal de Michael Santos que podrían haber metido a los locales en el partido a diez minutos del final. No obstante, pese al empuje del Málaga en la recta final, el marcador ya no volvió a moverse.