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24 de marzo de 2023 24/03/23

Opinión

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Wales, golf, Madrid. In that order


  • 21 de noviembre
    de 2019
  • Paco Navacerrada

No se habla de otra cosa, aunque me parece que la gente ha cambiado el sentido del mensaje de la bandera. La prensa antimadridista está lanzando proclamas a los cuatro vientos contra la actitud del Gareth Bale. Es verdad que Bale no ha sido muy profesional con su equipo, pero el antimadridismo cavernario se ha ensañado con él. Lo de la bandera no va contra el Real Madrid sino contra todos aquellos que han ‘matado’ al británico día sí y día también. Lo que pasa es que la escena de la banderita, el otro día cuando terminó el partido de Gales contra Hungría, ha salpicado, como no podía ser de otra manera, al Real Madrid, aunque estoy seguro de que Bale no lo quisiera.

Bale es un pedazo de jugador. Uno de los mejores. Últimamente no se encuentra en su mejor momento. De hecho su último mejor momento fue la final de la Champions League de 2018, la del año pasado en Kiev, con sus dos goles al Liverpool. Desde entonces hasta hoy, la vida deportiva de Bale ha pasado a un segundo plano y el galés es más noticia no por sus goles y sí por sus lesiones o sus partidos de golf. La verdad que hay que remontarse a ese día en Kiev para encontrar las razones de lo que sucede ahora. Aquel día, tanto Cristiano Ronaldo como Bale mostraron su decisión de salir del Real Madrid. El portugués sí consiguió su objetivo; sin embargo, el galés se quedó con las ganas y continuó en el Real Madrid la temporada siguiente. También se fue Zinedine Zidane, recordémoslo.

Con la llegada de Julen Lopetegui y después con Solari, todo el mundo pensaba que Bale daría un paso al frente y asumiría la responsabilidad que debe tener un jugador de su carisma. Pero no fue así. Bale pasó media temporada lesionado y pasando del asunto y tras caer el octavos de la Champions contra el Ajax la pasada temporada se marchó Solari y regresó Zidane. Para Bale volvió a nublarse otra vez el cielo. En el verano estuvo a punto de salir e, incluso, el propio Zidane llegó a decir, durante la gira por Estados Unidos, que lo quería fuera mejor hoy que mañana.

Sin embargo, Bale no salió del club, Zidane tuvo que recular y tuvo que echar mano de Bale. Sin embargo, el galés no ha podido o no ha sabido tornar los pitos en aplausos, ya que su indolencia ha sido mayor que su fútbol y la casualidad ha querido que en el mes de octubre, jugando con su país, se lesionara. Volvió a Madrid y se recuperó durante un mes. Ahora, ha sido convocado por su país nuevamente y ha jugado los dos partidos que han dado a Gales el pasaporte para la Eurocopa 2020 del año que viene.

A priori ha vuelto sano. No sé si con la banderita de marras, pero sano. Para el próximo sábado 23 de noviembre contra la Real Sociedad, estará disponible y si Zidane lo decide podrá jugar. Es un caso curioso este de Bale, pues se lesiona con su país, lo recupera su club y vuelve a jugar con su país sin haber disputado un partido con su club en más de un mes. Pero a Bale lo ha tratado muy mal la prensa antimadridista, que es casi toda. Cuando no era una cosa era otra, pero siempre estaba en el ojo del huracán. Yo aquí sólo recordaré la galopada de Valencia contra el FC Barcelona en la final de la Copa del Rey, o su gol en la prórroga al Atlético de Madrid en la final de Lisboa, o su penalti contra el Atleti en la tanda de Milán, cojo lo tiró, o sus dos goles en la final de Kiev contra el Liverpool. De todo eso deben acordarse los madridistas.

No obstante, creo que Bale está viviendo sus últimos momentos en Madrid y en el Real Madrid. No creo que esté aquí la temporada que viene. Incluso, puede que se vaya en enero. No lo sé. Él parece que desea que suceda esto y el Real Madrid puede que también lo esté deseando. Si al final sucede, la prensa antimadridista lo celebrará. Aunque Bale se marchará con cuatro Champions en el bolsillo, pero con la sensación de haber desperdiciado de ser recordado como una auténtica leyenda del Real Madrid. Es lo que tiene lo de ‘Wales, golf, Madrid. In that order‘, que los eslóganes se te pueden volver en tu contra.

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