Uchimura se reivindica como emperador de la gimnasia

Mientras Akihito, emperador de Japón, ha presentado esta semana su deseo de abdicar, Kohei Uchimura se ha autodenominado como emperador japonés… de la gimnasia artística. Tras ganar el oro por equipos, ha hecho lo propio en individual en estos Juegos de Río 2016 y repite el de Londres. Su séptima medalla olímpica, su tercer oro.

Si Max Whitlock no hubiera sido penalizado con 0.1 en suelo y en salto, habría ganado el británico. Pero el fútbol… perdonen, la gimnasia -el tópico más usado en la prensa deportiva traiciona el subconsciente- no perdona los errores. Y ahí Uchimura, una vez más, fue el mejor.

Aunque el tricampeón olímpico estuvo a punto de llevarse un buen susto. Oleg Verniaeiv fue el único en superar la puntuación de 16 en la penúltima prueba -barras paralelas- y se puso por delante de Uchimura.

La última prueba era a vida o muerte. Uchimura sacó su mejor nota en barra fija, la última prueba -15.800-, mientras que el ucraniano sacó un punto menos. El nipón, cuya máxima virtud es el aterrizaje, en numerosas entrevistas afirma que ya sabe cómo va a caer al suelo una vuelta antes de soltarse de la barra. Y cuando sus pies tocaron suelo, acto seguido lanzó el puño al aire. Su perfecta caída no dejaba dudas, era campeón. Pero Uchimura ya lo sabía de antes.