Opinión
Tanta paz lleves como descanso dejas
- 19 de septiembre
de 2020 -
- Iñaki Cano
Lo pueden disfrazar de lo que les de la gana, pero Gareth Bale ha sido un fiasco para el Real Madrid y para los madridistas. Es cierto que siempre ha estado, por fas o por nefas, en el ojo del huracán. Por fastos o nefastos como en la Roma antigua, al galés le hemos mirado mal desde el primer día y su comportamiento dentro y fuera del campo nos ha ido dando carnaza para criticarle. El golf, su otro deporte, sólo nos ha servido para reforzar lo que se decía del impresionante jugador que vino de Londres para marcharse por la puerta de atrás con pocos partidos de blanco, con títulos eso sí, y con un hándicap inferior al que trajo del Tottenham cuando llegó.
Los números de Bale pueden engañarnos y dar la razón a sus aduladores. El galés marcó en su etapa madridista 105 goles, levantó 16 títulos de fútbol y seguro que algún que otro torneo de golf. El día de mañana, cuando repasemos la historia del Madrid, Gareth Bale será ese que era la ‘repera’ pero que se quedó en nada. Bueno, mejor dicho, se le recordará por sus dos últimos años en los que se burló del Real Madrid, de su entrenador y de sus compañeros. Seguro que habrá fotografías históricas jugando y marcando goles decisivos, pero a la mayoría le vendrá a la memoria sus ‘gracietas’ en la grada haciendo los prismáticos con las manos como no viendo claro el futuro suyo en el mejor club del mundo.
La vida de Bale en Madrid aún no ha terminado porque la próxima campaña podría regresar para pasarle factura a su gran enemigo, Zinedine Zidane, al que se enfrentó y el que no supo recuperarle para el fútbol. Sólo Dios y ellos dos saben por qué se estropeó un patrimonio del Real Madrid al que ahora lejos del estadio Santiago Bernabéu tendrán que seguir pagándole una millonada para que defienda la camiseta del Tottenham. Zidane y alguno de sus secuaces rezarán cada jornada de la Premier para que el galés sea más golfista que futbolista porque de lo contrario a ‘La Leyenda’ se le verán las costuras por la parte de atrás.
Adiós Gareth Bale. Adiós y tanta paz lleves como descanso le dejas a todo el mundo. Al presidente que te trajo y tanto te defendió y del que te has burlado. Al entrenador, a los compañeros que menospreciaste hasta en el momento de tu despedida no buscándoles por Valdebebas para darles las gracias y decirles que te ibas. A los aficionados de LaLiga, a los madridistas y a los periodistas. A todos nos dejas mucho más tranquilos porque no tendremos que andar buscándote por Valdebebas o por los campos de golf de la capital. Siete temporadas después de tu llegada te marchas sin saber la camiseta que vestías. Eres de los pocos futbolistas llegados al Madrid que has faltado al respeto a un escudo histórico. Nunca has sabido lo que es el Real Madrid y hasta que no estés fuera no te darás cuenta de lo que has hecho.
Y es que, querido Gareth Bale, como reza el dicho español: “Dios le da mocos a quien no tiene pañuelo”. Eso te ha pasado a ti. Multimillonario gracias al Real Madrid y sólo se lo has agradecido en silencio cuando mirabas tu cuenta corriente que día a día iba engordando por unas cuantas carreras en los entrenamientos. Te vas sin llegar a ser el jugador histórico que podías haber sido si alguien te lo hubiera explicado y te hubiera tirado de las orejas o te hubiera dado unos cuantos azotes como a un niño mimado al que nadie se atrevió a decirle las verdades del barquero pero ya te darás cuenta cuando desde la neblina londinense veas al Real Madrid seguir ganando títulos mientras que tu regresas a casa empapado y muerto de frío por la lluvia inglesa que constantemente cae sobre los campos de golf de la City.