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3 de junio de 2023 3/06/23

Opinión

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Ruud morning


  • 23 de enero
    de 2011
  • Luis Villarejo

Van Nistelrooy es educado. Si entras en un ascensor y él está dentro, siempre te dará los buenos días. Generalmente, en inglés. Come sano, se cuida desde niño, es feliz en el mundo de las ensaladas y por eso, a sus 34 años, puede permitirse el lujo de poder volver al Real Madrid.

Está fino. Ruud es un tipo peculiar. Es testarudo. No es voluble. Si dice a la primera sí, es sí. Si dice no, es no. No es un hombre de grises. Cumple su agenda como un reloj. No cambia de opinión. Ni le gusta cambiar de chaqueta. No sabe. Línea recta. Y la fama le seduce lo justo. Él pertenece a un sector de holandés medio, seguramente por influjo de la cultura religiosa que ha vivido su país, que se encuentra alejado de los grandes focos y no pertenece al prototipo de gente a la que guste presumir y sobre todo derrochar.

Van Nistelrooy tiene ese toque señorial que tanto gusta al perfil del madridista de toda la vida. Al que no pide penaltis al árbitro a diestro y siniestro, sino que antes de levantar la mano en el área y protestar, va directo al balón a rebañar la segunda jugada. Para Ruud el juego es lo primero, la protesta es secundaria. Y el gol es su aliado.

Negociar en la vida, buscar el consenso es un arte. Necesario, rutinario en los puestos de dirección, cuando hay que tomar determinaciones todas las mañanas. En este pulso que ha echado José Mourinho a Jorge Valdano y por añadidura al club, al final va a tener suerte el técnico portugués si se firma a Ruud como recurso. Como una opción más. Por si acaso se lesiona Cristiano. En caso contrario, incluso podría tener pocos minutos.

Mourinho, de saque, pidió a Hugo Almeida, un futbolista al que la dirección deportiva, con buen criterio, dijo no. El Real Madrid no es un club donde cuele todo. Y Hugo Almeida no coló. Era un fichaje esférico. Lo mires por donde lo mires, da igual el enfoque, no era un futbolista con jerarquía para el Bernabéu. Lleva años Portugal buscando un nueve de enjundia y no lo encuentra. Ha ido salvando los muebles en la última década con Nuno Gomes, luego con Pauleta y ahora, la verdad, es que la selección lusa se echa en brazos de Cristiano Ronaldo porque no hay otro. Cristiano puede jugar donde le dé la gana.

De hecho, en su primer año se llamaba CR9. Era el 9 de Madrid. Y como demostró en Copa frente al Atlético de Madrid, balón que enchufa en el corazón del área, balón que vacuna al rival, en ese caso a David de Gea. Un gol de 9 auténtico. ¿Realmente hace falta un 9 teniendo a Cristiano?

Del lío montado, el club, con inteligencia, le ha dado a elegir a Van Nistelrooy. Mejor lo conocido que lo misterioso por conocer. Y más, en el mercado de invierno. El Real Madrid, en cualquier caso, es para Mourinho el club donde menos problemas va a tener para fichar. En el Madrid, sólo tiene una persona por encima en el organigrama: Jorge Valdano. En el Inter de Milán, por ejemplo, basta con echar un vistazo a la larga lista de asesores y son bastantes más, incluidos los consejeros de ‘mercato’. Mourinho en Milán tenía que ‘lidiar’ con más gente. Aquí, sólo tiene que discutir con uno.

Realmente, ahora mismo el Real Madrid, incluso sin Higuaín, anda fuerte. Igual, más adelante en Champions, podrá venirle bien un extra como Ruud van Nistelrooy. Pero para eso, los grandes de Europa deben espabilar. Hasta la fecha han firmado todos una temporada lamentable. Inter, Chelsea, Bayern, todos ellos necesitan una mejora sustancial de inmediato. De lo contrario, la Champions será un mano a mano Madrid–Barça, una repetición de lo que se avecina en la Liga BBVA y en la Copa del Rey en España.

Mourinho está contento con el plus que le daría Ruud. Es experto en quedar bien con los futbolistas. Maneja la inteligencia emocional con sus mensajes de móvil. Como es un radar y ve mucho fútbol, desde su teléfono felicita y anima a un buen puñado de jugadores que él ha tenido a su mando. Porque Mou no descansa. En pleno Mundial de Sudáfrica, se le veía comer pronto con su familia en un restaurante con pantallas de plasma que ofrecían el torneo para no perder un segundo de su vida profesional.

Como en el caso de Ruud, en cualquier caso, siempre hay que tener respeto a todos aquellos que han vestido la camiseta del Real Madrid. Si fichan es por algo. Porque han hecho mérito en otros sitios. Luego, el destino es incontrolable en esta selva del fútbol profesional.

Ayer, sin ir más lejos, en toda Europa hubo azúcar para mucho ex. Julio Baptista se marcó un detalle de su clase con un gol del Málaga; Soldado exhibió talento con un toque sutil en su gol del Valencia CF; y Raúl, por ejemplo, firmó en Hannover una exhibición de fortaleza, entusiasmo y astucia que recordó al gran Raúl de hace diez años. Ganó el partido él solo. El ruido, la impaciencia, el volcán que acompaña siempre al Madrid impiden a veces a muchos futbolistas dar verdaderamente lo que son.

Por eso, Benzema, que sí se fichó en su momento, seguro era un futbolista prometedor, igual aparece en cualquier momento. Incluso, hoy ante el Mallorca.

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