Rooney silencia Anfield

Liverpool y Everton han jugado un derbi del Merseyside trepidante, que finalmente ha acabado en empate a uno. La constante nieve y el tremendo ímpetu de las dos escuadras ha desembocado en un partido lleno de ritmo, dominado por el equipo local, que se ha quedado con la miel en los labios después de que Wayne Rooney equillibrase el marcador en los instantes finales desde el punto de penalti.

Para el encuentro, Jürgen Klopp ha tomado alguna decisión significativa, como la suplencia de Firmino para meter en el once titular a Dominic Solanke u Oxlade-Chamberlain. La decisión de dejar a algún jugador importante en el banquillo no fue un problema para el equipo local, que le metió mucho ritmo desde el principio, provocando que el Everton apenas pudiera salir a campo rival.

En la primera parte, los reds merodearon la meta de Pickford con continuidad, hasta que cuando estaba a punto de llegarse al descanso Mohamed Salah se inventó un gol de bandera. El egipcio cazó una pelota en la esquina del área, desbordó a dos rivales y mandó el cuero a la escuadra con un remate con el interior de su pie izquierdo, digno del mismísimo Leo Messi.

En el segundo tiempo el cuadro local siguió apretando, y Salah, de cabeza, o Mané que se equivocó cuando estaba en gran posición tras un contragolpe, pudieron ampliar la ventaja. No lo hizo el equipo de Klopp, y en el minuto  77 los toffees igualaron el duelo. Fue Wayne Rooney, que transformó por el centro de la portería un penalti que Lovren cometió por empujón sobre Calvert-Lewin, silenciando Anfield y poniendo el broche a un encuentro precioso.