Opinión
¡Qué desastre señor, qué desastre!
- 27 de septiembre
de 2018 -
- Iñaki Cano
Vaya jornada para los todopoderosos FC Barcelona y Real Madrid. Si lo de los culés es grave, lo de los blancos es para ponerse más colorados que la camiseta. Ni el campeón de Liga, ni el campeón de Europa deben dejar la imagen que han dejado en Leganés y en Sevilla. Mientras que en Butarque ‘los pepineros’ se aprovecharon de la dejadez y de los fallos del Barça, el Sevilla FC le dio un repaso de muy señor mío al equipo de Lopetegui.
Ha perdido el Barça cinco puntos en dos partidos y ante dos teóricos inferiores rivales que supieron encontrar vacíos en la añorada intensidad azulgrana y que se estaba viendo venir que en cualquier momento podía pasarle lo que ha sucedido. En su campo contra el Girona y en Leganés el cántaro que se tambaleaba desde hace varios partidos terminó por escacharrarse.
Ahora que, para destrozo y estropicio, el del Real Madrid en el Sánchez Pizjuán. Lo del Madrid es gravísimo porque sabía que podía haberse puesto líder y sin embargo el Sevilla se los comió antes de que se despertarán de la siesta. La desilusión para los aficionados es que después de verle contra la AS Roma, la caída ha sido aún mucho más dura. Lo que a mi me pareció un equipo coral, en Sevilla también lo fue, pero en lo negativo. Un desastre.
No se puede saltar al campo y menos al del Sevilla dormido, sin la intensidad y sin los reaños que siempre han identificado a un club como el Real Madrid. Muchos, definitivamente, han quedado marcados para el futuro y más colorados que la camiseta por su falta de entrega por un escudo al que no se le puede manchar de esa manera. Se puede perder, pero no como lo hizo el Real Madrid.
Noche calamitosa para los dos grandes y noche inolvidable para el Sevilla y Leganés que les hicieron un traje al Madrid y al Barça dejándoles en evidencia ante rivales teóricamente superiores. Si un madridista le ha dicho antes de jugar en el Sánchez Pizjuán a un ‘culé’ que vaya ridículo habían hecho, la llamada posterior del barcelonista sería muy sencilla: «Pues anda que lo tuyo en Sevilla…» ¡Qué desastre señor, qué desastre!