Zubizarreta, García, y millones del béisbol para despertar al Marsella

La llegada de Marcelo Bielsa en el verano de 2014 pretendía sacar del tedio a una afición que tenía que ver cómo el París Saint-Germain construía a golpe de talonario un equipo que ya estaba dominando el fútbol galo con solvencia, y que además daba la sensación de que iba a seguir haciéndolo con suficiencia en los años venideros.

El Olympique de Marsella logró, en la temporada 2009/2010, ganar la Ligue 1 y la Copa de la Liga. Fue su última campaña exitosa, con Didier Deschamps en el banquillo y Jean–Claude Dassier en la presidencia. Desde entonces tuvo que presenciar una prolongada inestablidad, cambios de entrenadores y ese sabor amargo de ver cómo el PSG de Laurent Blanc se mostraba intratable.

La llegada de Bielsa, un chute de adrenalina

La personalidad del técnico argentino conectó desde el primer momento con una grada que le idolatró. La hinchada del Olympique, una de las más calientes y pasionales de toda Europa, sintió muy cercana la forma de actuar del ‘loco’. Por si fuera poco, el equipo estuvo varios meses líder de la Ligue 1, y ni siquiera el hecho de haber pinchado estrepitosamente en el tramo final -el OM acabó cuarto y no pudo llegar a los puestos de Liga de Campeones- hizo que la afición pidiera su marcha.

Por eso fue mucho más frustrante su salida cuando su segunda temporada al frente del equipo no había hecho más que comenzar. El Olympique de Marsella perdió en la primera jornada de la Ligue 1, y el argentino presentó su renuncia. La relación con la directiva, después de haber pedido una serie de fichajes que no habían sido concedidos, estaba totalmente rota.

Con la afición enfrentada con la directiva por la salida del argentino y la plantilla muy debilitada después de la salida de sus principales pilares, llegó Míchel. El banquillo del Marsella era, sin duda, uno de los más complicados de llevar en todo el fútbol europeo debido al contexto, y los malos resultados precipitaron su salida en el mes de abril. Cierto que el español dejó al equipo cerca de la final de Copa, que acabaría perdiendo contra el PSG.

¿Cómo es el Olympique de Marsella al que llega Andoni Zubizarreta?

Es un equipo que ha perdido en los últimos dos años a Payet, Andre Ayew, Mandanda, N’Koulou, Batshuayi, Lemina, Imbula, Nkoudou, Ocampos, Gignac o Thauvin. Es decir, la plantilla se ha quedado como un auténtico solar. Franck Passi arrancó la presente temporada como entrenador interino, pero en el mes de octubre se produjo un importante cambio en la dirigencia que ha provocado también un giro en el rumbo de la parcela deportiva.

Franck McCourt, un empresario norteamericano, se hizo con el club y su deuda. Hace unos años dio el golpe de su vida con la venta de Los Angeles Dodgers, club de la Major League Baseball. Lo compró por 430 millones de dólares y lo vendió por 2.150. Evidentemente, aún es pronto para conocer de primera mano cuál será su implicación en el equipo del sur de Francia, pero de momento ya ha apostado por dos ‘pesos pesados’ en sus respectivas parcelas, como son Rudi García para el banquillo y Andoni Zubizarreta para la dirección deportiva.

Es indiscutible que la plantilla de este Olympique está muy lejos de poder competir con el PSG en el fútbol francés en la actualidad. Thauvin -cedido por el Newcastle-, N’Jie -por el Tottenham- más Gomis, Lass Diarra y Remy Cabella son sus jugadores de más nivel. Un potencial decente en la última línea, pero en líneas generales un equipo descompensado y bastante debilitado, principalmente, en su retaguardia. El club ha ingresado una buena cantidad en los últimos dos años -lo que ayudará a cuadrar mejor el Fair Play Financiero-, y a su cabeza está ahora un empresario poderoso y dos gerentes de la parcela deportiva con experiencia y éxitos a sus espaldas. Veremos si es suficiente para situar al club donde, por historia y masa social, merece.