Opinión
Nuñez, punto y aparte
- 04 de diciembre
de 2018 -
- Manolo Oliveros
José Luis Núñez marcó una época como presidente del FC Barcelona y provocó la llegada de otra que todavía no ha terminado. Los barcelonistas se convirtieron por un tiempo, ahora se va diluyendo poco a poco, en ‘Nuñistas y Cruyffistas’. Núñez fichó a Johan Cruyff en 1988 y le echó tarde y mal, en 1996. Apuró demasiado y el «matrimonio» duró más de la cuenta.
Seguramente, tras la derrota en la final de Atenas del 94, Núñez debería de haber decidido que lo mejor era iniciar otro proyecto para el primer equipo pero claro, no fue valiente y siguió aparentando que no pasaba nada y que todo seguía igual de idílico. Y no era verdad.
Cruyff hubiese querido contratar a Zinedine Zidane o a Ryan Giggs y Núñez no se lo quiso dar saliendo con aquello de: «Así ficha hasta la portera de mi casa». Y es que José Luis Núñez quería liquidar esa etapa cuanto antes viendo que cada vez era más el Barça de Cruyff y no el de Núñez. Johan tampoco se mordía la lengua en aquellas batallas dialécticas y respondía diciendo: «El dinero en el campo no en el banco».
Hubo unas guerras internas que llevaron a Núñez a comprometerse con Bobby Robson a espaldas del holandés y mandó a Joan Gaspart para que un sábado en vísperas de un Barça-Celta de Vigo le despidiese… todavía resuenen los gritos y los insultos en el vestuario del Barça.
Era el mayo del 96 y durante el partido, decenas y decenas de pancartas se vieron a favor de Johan Cruyff y muy pocas a favor de José Luis Núñez. Ahí, ese día, comenzó a ganar Joan Laporta las elecciones del 2003.