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Circuitos

Monza, un trazado duro con los frenos

El circuito italiano de Monza, también conocido como ‘el templo de la velocidad’ es uno de los trazados más rápidos que encontramos en el mundial de Fórmula 1. Los equipos acuden al norte de Italia con unos monoplazas con alerones diseñados para ofrecer la menor carga aerodinámica posible, lo que procura que la velocidad máxima […]


31 de agosto de 2015 Revista del Motor - Sportyou

Lewis Hamilton en el GP de Italia de 2014

El circuito italiano de Monza, también conocido como ‘el templo de la velocidad’ es uno de los trazados más rápidos que encontramos en el mundial de Fórmula 1. Los equipos acuden al norte de Italia con unos monoplazas con alerones diseñados para ofrecer la menor carga aerodinámica posible, lo que procura que la velocidad máxima aumente.

Pero una alta velocidad está unida a unas fuertes frenadas. De hecho es junto con el circuito Gilles Villeneuve el más duro con los frenos. Las largas rectas desembocan en unas fuertes frenadas que puede provocar el sobrecalentamiento de los discos. Es por ello que la refrigeración de los frenos se hace crucial para poder terminar la carrera.

La frenada más fuerte la encontramos en la primera chicanne, al final de la recta de meta. Allí los pilotos sufren una deceleración de 5.8 G. Allí llegan a 350 km/h y en tan solo 160 metros los monoplazas se detienen hasta los 80 km/h. Para ello el piloto tiene que aplicar una fuerza 177 kg sobre el pedal del freno. Eso sí, esta frenada es la que más energía proporciona al motor eléctrico ya que se produce un total de 2.777 kw.

La curva 8 también está precedida de una frenada importante. Con una fuerza de 5.6 G, los monoplazas pasan de 345 km/h a 150 km/h en 113 metros durante una frenada que dura 1,15 segundos. Desde allí los pilotos se enfrentan a otra recta que conduce hacia la Parabólica, una curva con frenada en apoyo en la que la fuerza de decelerción es de 5,5 G. En 1,07 segundos los monoplazas frenan desde los 345 km/h hasta los 164 km/h.

En total los pilotos se pasan el 13% de la vuelta con el pie en el pedal del freno. No es mucho pero sí es duro para los frenos ya que si bien son pocas las frenadas, su dureza es más que patente. Durante la carrera del domingo el piloto aguanta una media de 4.2 G de deceleración de media y tiene que aplicar 40.969 kg de fuerza sobre el pedal para poder realizar todas las frenadas con eficacia.

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