Mkhitaryan y el plan de Mourinho

La llegada de Zlatan Ibrahimovic al Manchester United quizás era la única oportunidad de Jose Mourinho de incorporar a un crack de primera fila en su primer año de proyecto. Cierto que el sueco está en la recta final de su carrera, pero su llegada puede permitir al portugués ir solucionando partidos por puro talento individual, y por tanto estar más cerca de la puntuación que le permita cumplir los objetivos cuando acabe la temporada.

Aún es pronto para valorar hacia dónde irá encaminado el plan de juego del equipo, pero sí da la sensación, viendo los primeros movimientos, que lo de Zlatan se sale de la línea. El sueco era una oportunidad para ganar partidos y Mourinho la ha aprovechado, pero sus dos primeras incorporaciones (Bailly y Mkhitaryan) parecen más encaminadas a querer asentar unas bases sólidas para poder competir en un campeonato local en el que priman los partidos en los que hay mucho ritmo y un elevado número de transiciones a gran velocidad.

Bailly es un defensa con aún muchos aspectos que pulir en su juego, pero indiscutiblemente tiene una base a nivel físico que le puede hacer adaptarse de maravilla a las premisas básicas que se encontrará en la Premier League. Defender espacios abiertos, capacidad de corrección en todo el ancho de la parcela defensiva, y velocidad para medirse a puntas que pretendan atacar la espalda de la defensa. Un Bailly bien pulido permitirá a Mourinho lanzar la línea defensiva arriba e intercambiar golpes con sus rivales.

En cualquier caso, Bailly es un futbolista aún en etapa de formación, pero el fichaje de Mkhitaryan sí responde a un perfil de jugador formado y madurado, sobre todo después de su último año en el Borussia Dortmund bajo el mando de Thomas Tuchel. Con el extécnico del Mainz, Mkhitaryan elevó su estatus. Nada menos que 23 goles y 32 asistencias entre todas las competiciones en 2015/2016, una producción que sin duda ha llamado poderosamente la atención del técnico portugués.

El armenio también ha elevado su capacidad de resolución de diferentes situaciones de juego en comparación a su época del Shakhtar Donetsk, y le hemos visto rendir tanto cuando Tuchel le ha pedido ser un interior y ofrecer soluciones en circulación de pelota en zonas intermedias, como cuando ha sido el extremo izquierdo del ataque y ha tenido que aparecer en acciones de transición, mucho más explosivas, tanto conduciendo él el balón como cuando se ha movido sin él para acabar en zona de remate. Sin duda, un perfil que puede encajar perfectamente en un sistema explosivo y vertical, y que sobre todo ha demostrado en la última temporada añadir una gran capacidad resolutiva, algo decisivo en un primer año en el que las exigencias serán elevadísimas por conseguir resultados.