Opinión
Messi y las verduras
- 09 de enero
de 2009 -
- Quim Doménech
La nueva joya del fútbol mundial se hace mayor. Ya hay un antes y un después en la vida de Messi; su descubrimiento de las verduras. Qué madre no pone una ración de acelgas o judías verdes a su hijo contándole que no hay plato más sano que el que le está dando. Pues ese papel inexistente para Lio lo asumió, el pasado mes de agosto, el fisiólogo Esteban Gorostiaga.
Cuando Charly Rexach hizo firmar su primer contrato en una servilleta a ese introvertido chaval procedente de Rosario lo hacía convencido del talento y descaro que atesoraba. Pero con el paso de los primeros meses en el club, también se evidenciaba la diferencia de su cuerpo respecto al de sus compañeros. Entonces se acordó someterle a un tratamiento con hormonas para fomentar el desarrollo de su organismo. Messi siguió despuntando y ganando en las categorías inferiores del club, gestando la quinta ganadora del 87, con Gerard Piqué, Cesc Fábregas y quien decían que era el mejor de ellos; Víctor Vázquez.
Dio el salto al primer equipo pero pronto se descubrió que su fútbol había avanzado más rápido que su cuerpo. La temporada pasada se perdió dos meses de competición por la misma lesión: una rotura en el bíceps femoral de su muslo izquierdo. Ya en la temporada del doblete no levantó la Champions en el verde de Saint Denis por culpa de una rotura de 5 centímetros en el bíceps femoral de la pierna derecha que le apartó del equipo durante tres meses. Demasiados signos de fragilidad para un cuerpo tan joven y atlético. Algo fallaba.
Cuando Frank Rijkaard, en plena caída libre, aseguró que “Messi tiene que aprender a cuidar su cuerpo”, sabía de lo que hablaba. Pero allí dentro ya nadie tenía autoridad para modificar sus hábitos y evitar que siguiera excediéndose con el asado.
Tuvo que ser el cambio de ciclo, la llegada de Guardiola y un nuevo plan exhaustivo que controla, uno por uno, el estado de forma y salud de cada jugador lo que ha provocado que unas molestias en los cuádriceps sólo quedaran en un susto y una semana de baja el pasado 21 de octubre.
El jugador ha asumido que debe ser futbolista también lejos de los estadios, por eso sus entrenamientos empiezan antes que el resto con ejercicios específicos con el recuperador y hombre de confianza Juanjo Brau. Quedarse a comer después de los partidos en el mismo estadio es una prioridad de Esteban Gorostiaga. La consigna es ingerir alimentos en la hora posterior al ejercicio. Ahora Messi come bien y ha descubierto que si se asocia con su cuerpo y evita lesiones pronto será el número uno. Si es que no lo es ya. Messi anuncia natillas… pero su auténtico secreto es la verdura.