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30 de septiembre de 2023 30/09/23

Fútbol

José Mourinho, blanco de la crítica

· ‘Por algo similar echaron a Schuster’, por Julián Ávila · El Espanyol da la campanada en el Bernabéu (2-2) [Resumen] José Mourinho es el centro de las críticas de la prensa tras el empate (2-2) del Real Madrid ante el Espanyol, que deja al actual campeón de Liga a 13 puntos del líder, el Barcelona. No […]


17 de diciembre de 2012 - Sportyou

José Mourinho, entrenador del Real Madrid

· ‘Por algo similar echaron a Schuster’, por Julián Ávila
· El Espanyol da la campanada en el Bernabéu (2-2) [Resumen]

José Mourinho es el centro de las críticas de la prensa tras el empate (2-2) del Real Madrid ante el Espanyol, que deja al actual campeón de Liga a 13 puntos del líder, el Barcelona. No solo el juego del equipo aparece entre los argumentos de los columnistas, sino la reunión del entrenador portugués y varios empleados más del club con el periodista Antón Meana, de Radio Marca.

«Descosido, vulnerable, tristón», titula su crónica en ‘Marca’ Santiago Segurola: «Hace tiempo que el Madrid se ha alejado de lo estrictamente futbolístico para dejarse invadir por el ruido interno y externo. En la víspera del encuentro frente al Espanyol, Florentino Pérez defendió a Mourinho de lo que considera una indignante campaña periodística. Por la tarde, el entrenador y cinco colaboradores encierran y acosan a un periodista en un cuarto adyacente a la sala de la prensa del Bernabéu. La decisión de Mourinho se puede interpretar de muchas maneras, pero la más evidente es que se trató de una respuesta -la más grosera posible- a Florentino Pérez». Según Segurola, este ambiente «viene de lejos»: «Se habla de filtraciones, disputas, castigos y desconfianza. Todo lo preside un ruido feo que presupone un clima desagradable detrás del escenario. En cualquier caso, el fútbol parece la última de las cosas importantes en el Madrid. Debería ser la primera, y casi la única».

«El Real Madrid huele a habitación cerrada» opina también en ‘Marca’ Roberto Palomar. «El hedor del calabozo en el que se mete a los periodistas para acosarles tras las homilías del entrenador, el sabor rancio, de sótano policial, está terminando por apoderarse también del juego del equipo». «A Mourinho no le quedó más remedio que claudicar en rueda de Prensa y sacar la bandera blanca, con unos cuantos lamparones por cierto. Ayer no tuvo motivos para buscar un callejón oscuro en las traseras del Bernabéu en el que obligar a confesar a un periodista quién o quiénes son sus chivatos de vestuario. Simplemente, dio por despachado el campeonato igual que Delibes dimitió de vivir en sus últimos años: «Me doy por vivido», decía el maestro. Pues eso. El Real Madrid da la Liga por jugada. A partir de ahora, utilizará a sus rivales como sparrings ante esa unidad de destino universal que es la Champions».

Según Juanma Trueba, cronista de ‘As’, el Madrid «ya no es un equipo feliz»: «Mourinho, responsable de todo lo bueno, también es culpable de mucho de lo malo. No hay cabeza amueblada que resista durante tres años su táctica de la guerra permanente. Tampoco funciona su estrategia de la reprimenda pública, ni sus castigos ejemplares, casi siempre parciales». Escribe Trueba que «es normal que los futbolistas se desconcierten, y donde se observa más claramente es en las jugadas a balón parado. Es ahí, cuando toca aplicar el dictado del entrenador, cuando los soldados se bloquean. En cierto modo es una rebelión inconsciente, un síntoma del hartazgo, un acto de pacifismo. También podría ser miedo a fallar. El futbolista que se equivoca, especialmente si se trata de Ramos o de Casillas, sabe que será señalado en público y en privado.

El director de ‘As’, Alfredo Relaño, también apunta a los métodos de Mourinho: «Su agobiante forma de mando, su persistente y obsesiva actitud desafiante, ha acabado por agotar a sus propios jugadores. El gran Madrid del año pasado no ganaba por elaboración e ingenio, sino por fe, por entrega y por remate. Sin eso es menos y ya no tiene eso. Le queda Cristiano Ronaldo, inasequible al desaliento, pero no hay equipo. Este Madrid no es el mismo, está triste, como agotado de sí mismo».

Orfeo Suárez apunta en ‘El Mundo’ que el Madrid quedó «señalado de nuevo por las jugadas a balón parado, donde se confunde como un equipo de infantiles, inseguro, tierno, nada jerárquico». «Se esperaba la reacción de José Mourinho. Estuvo light. Fue de agradecer tras un episodio nada edificante puesto en ON por un periodista, propio de un spaghetti western, que en lugar de reforzar la autoridad del técnico, lo sitúa en la viñeta del cómic. Todo el mundo tiene derecho a un calentón, pero no en un cuartito y con la guardia pretoriana, así no».

En el mismo diario, David Gistau afirma que «la mediocridad del juego y el 2-2» hacen que la «vocinglera conspiración» que a su juicio se cierne sobre el club atisbe «aún más cercano el colapso de este ciclo madridista». Según el columnista, el Madrid se adentra «en las horas solitarias, tristes, finales, mientras explota el regocijo de los que no aflojaron el cerco ni siquiera cuando este equipo ganó la Liga en el mismo estadio del saludado como mejor equipo de la historia universal del deporte».

«A Mourinho le ficharon para acabar con el Barcelona y va camino de acabar con el Madrid», sentenció Ramón Besa en ‘El Larguero’ de la Cadena Ser; «el Barcelona ha tenido vida más allá de Guardiola y Mourinho acabará agotado».

En ‘El País’, José Sámano refleja que el Real Madrid «ha perdido el ánimo»: «Ya no se advierte empatía en la caseta y el ventilador de las culpas no para. El clima no es el adecuado, y sin la pujanza que ha perdido el equipo, el fútbol no le llega»; «sin garbo el equipo se difumina. Lo suyo es el fútbol de corneta, su juego de marabunta. En distensión, sin química, no tiene fórmula».

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