Italia pasa de las sirenas a la campanada

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29 de junio de 2012 - Sportyou
Italia es un tipo extraño que se ha ido fortaleciendo en la adversidad. Con cada palo. Arrancó la Eurocopa brazeando en una marejada de apuestas ilegales, chanchullos varios y lesiones de última hora y ha terminado por surfear la ola con notable estilo hasta acabar con sus huesos en la gran final. No ha sido sencillo aunque la ‘Banda Prandelli’ haya dado a entender lo contrario con esa querencia incondicional por el juego alegre que ha acabado por provocar la simpatía en el aficionado neutral.
La historia de Italia en el europeo arranca de madrugada en Coverciano, el centro de entrenamiento federativo donde la selección prepara las grandes citas. Lo que suena no es el despertador sino las sirenas de los carabineros. Mal asunto. La Policía quiere ver a Domenico Criscito y no para pedirle un autógrafo precisamente. Le investigan por su supuesta implicación en el escándalo de amaño de partidos ligado a las apuestas deportivas que sacude el deporte transalpino. El resultado es que la Federación, con el consentimiento de Prandelli, decide desterrar a Criscito para no perjudicar al grupo aunque mantiene en la expedición a Bonucci, otro de los nombres que aparecen por las listas de sospechosos que se filtran a la prensa. Así, nadando en aguas revueltas y con una baja importante en defensa a última hora, España se prepara para un primer envite no apto para cardíacos. El primer plato es España.
Arranca la bella Italia
Las bajas en defensa y las precauciones propias que condicionan la agenda de cualquiera que se tope hoy en día con la selección española, llevan a Prandelli a modificar el sistema con el que viene trabajando durante los últimos dos años. Italia arranca la Euro a la defensiva sobre el papel, con tres centrales atrás, pero a los pocos minutos de que el balón ruede en Gdansk, demuestra que en este equipo la idea y el estilo sobreviven a la pizarra. Juega muy bien Italia, por poco le mete el agua en casa a la campeona de todo y provoca el enamoramiento de toda la prensa nacional y parte de la extranjera.
Tras el susto frente a los croatas (pese a un primer tiempo de nuevo notable gracias a la querencia por el juego combinativo a la que siempre se ha agarrado esta azurra) certificó el pase a cuartos frente a Irlanda agarrada al genio de Cassano y el ángel de Buffon. Y en estas llega Pirlo para sentar cátedra.
En cuartos frente a Inglaterra, nadie habla ya de apuestas, de lesiones ni de dudas en el esquema. El equipo, que está ya cuajado, recibe un pildorazo de adrenalina con la genialidad de Pirlo en la tanda de penaltis. Muere el catenaccio y aunque aún tengamos que frotarnos los ojos para creerlo, Italia se convierte así en un equipo símpatico. Se redime. La victoria, Cassano y Balotelli mediante, ante Alemania es la constatación del talento de un grupo que arrancó entre sirenas y acaba dando la campanada.