Opinión
Un momento
- 27 de enero
de 2020 -
- Iñaki Cano Martínez
Puedes ponerte a repasar todos los recuerdos de tu vida que están relacionados con Kobe Bryant y sorprenderte con que son más de los que tú pensabas. Bastantes más. Da miedo.
En un grupo de WhatsApp se han puesto a enumerar recuerdos que tenían de él y la lista es larguísima. Háganlo como ejercicio. Pero lo más jorobado de la conversación es descubrirte el tiempo verbal para referirnos a él. No en el “pasado” de la retirada sino en el otro, en el peor de todos.
Porque no quieres creer lo sucedido. Todos andamos hoy anestesiados y nos hace vivir la jornada como en una ensoñación. Imágenes que golpean las paredes del pensamiento. Cada uno con su favorita. Probablemente en cámara lenta porque así lo degustas mejor.
Sin embargo, llegará un momento en el que ese desasosiego irá diluyéndose. Volverás a una amarga normalidad tras asumir que se ha ido alguien importante en tu vida. No como unos padres o un hermano. Nada más lejos. Pero sí alguien que ha estado (o provocado) muchos recuerdos. Elijan el suyo.