Opinión
Hamilton y Mercedes, un matrimonio exitoso… y rutinario
- 15 de noviembre
de 2020 -
- David Sánchez de Castro
Sería absurdo obviar que los éxitos de Lewis Hamilton (más victorias que nadie, más poles que nadie, más podios que nadie y más mundiales que nadie excepto Michael Schumacher) no van de la mano de Mercedes.
Este argumento, el de «gana por el coche», se usa para intentar minimizar los éxitos del británico, como si realmente fuera algo para hacerlo. Es todo lo contrario: ¿alguien cree que Messi, Cristiano, Jordan, LeBron o cualquier deportista de equipo lo harían en un conjunto que no esté a su altura?
Los éxitos de Hamilton, como los de Schumacher en el pasado, se deben en buena medida a que tiene un equipo perfecto. Que hubieran estudiado sus rivales, que son los que realmente tienen que remontarle, para evitar el reinado de Mercedes. Quizá haya que mirar a Ferrari, Red Bull o McLaren y preguntarles por qué año tras año se ven impotentes para batir a Hamilton y a las flechas plateadas, este año negras.
Que Mercedes haya convertido en rutina la conquista de Mundiales es algo que habla tan bien del equipo como del propio piloto. A excepción de un 2016 extraño en el que Nico Rosberg se llevó el título contra todo pronóstico, Hamilton ha sido el líder indiscutible. A Valtteri Bottas le gana con autoridad, sin prácticamente sudar. Quizá haya que mirar qué hace bien Hamilton y qué hace mal su compañero, cuyo prestigio que le valió el fichaje desde Williams ya no es el que fue.
Sea como sea, Hamilton y Mercedes siguen reinando. Son un matrimonio muy bien avenido y, de momento, con suficiente margen como para aguantar muchos más años. ¿Les ocurrirá como en otros casamientos que, con el tiempo, acaban por romper por pura rutina?