Opinión
Ayúdenme a defender el VAR
- 10 de febrero
de 2020 -
- Iñaki Cano
Soy y seguiré siendo del VAR. Siempre fui y seguiré siendo defensor de los árbitros pese a sus errores, como todos tenemos, pero los suyos se ven más y si no se ven, ya habrá millones que se encarguen de que los conozcamos. Errores que dependiendo de los ojos que los vean, serán graves, terriblemente graves o incluso delictivos. Eso sí, cuando su delantero no acierta con la portería vacía es por la hierba, las botas o el bote del balón, que le sorprendió. Ya saben aquello del cristal por el que se mira.
Deberíamos cuidar mucho lo que decimos o escribimos algunos. Especialmente en jornadas como la de este domingo. En Pamplona queríamos, y generalizo, meter en la cárcel a Sergio Ramos por la entrada a Rubén García mientras que los ojos madridistas sólo vieron que tocaba balón. Los osasunistas no quisieron ver que Nacho Vidal hizo algo similar con Fede Valverde, pero sus ojos y los de ‘los culés’ se nublaron en esos instantes del ‘tackling’ que mandó, por ejemplo, a Muniain al vestuario por tarjeta roja tras hacer lo mismo con Oyarzabal que Ramos o Vidal en El Sadar. ¡Aclárense!
En Sevilla, los béticos siguen preguntándose cómo es posible que Sergi Roberto no fuera expulsado por doble amarilla. Los culés y sus ojos ni vieron las entradas, ni las faltas de Lenglet, y sin embargo no comprenden que en el agarrón de Bartra a Leo Messi el árbitro no señalase penalti. A unos y a otros se les calienta la boca y hablan de robo. ¡Robo! Qué barbaridad. Acusan a los cuatro vientos al estamento arbitral de sustraerles puntos que pueden quitarles un título, un puesto europeo o mandarles a la Segunda División y no les pasa nada de nada.
Seamos serios, porque al final los hay tan poco inteligentes que terminan por creerse los mensajes de ¿líderes? que opinan, informan, presiden o dirigen. Los creyentes de esa fe en contra del arbitraje suelen abrir la boca cuando la feria no les gusta, pero cuando bailan en ella ni se acuerdan del músico que de vez en cuando desafina en la orquesta. Creo que todos, yo también, deberíamos hacer examen de conciencia para mejorar nuestro fútbol al menos en lo que resta de temporada.
¿Y los árbitros? Ellos mucho más. Son dos temporadas con el VAR y, entre protocolos y cambios, ni ellos, ni los futbolistas, ni nosotros, ni tampoco los aficionados sabemos ya el reglamento. El fútbol es sencillo si todo está claro pero si lo que hoy es mano, mañana no lo es, tenemos un problema y además muy grave. Antes del VAR, el árbitro podía estar tapado como decía mi amigo linier, Currito de la Cruz. Pero ahora, con cinco árbitros viéndolo por la televisión no se pueden cometer tantos errores y lo que es más grave, fallos por apreciación.
Entramos en la recta final del campeonato de LaLiga y lo que está pasando no es nada con lo que puede llegar a pasar. Carlos Velasco Carballo y su Comité Técnico de Árbitros junto con el estamento arbitral en pleno, VAR y VOR incluidos, deben esconderse quince días en un apartado lugar y no salir de allí hasta que tengan claro lo que es mano y lo que no. Si una pantalla es falta o no. Si el tackling es de expulsión dependiendo de quién calce la bota agresora. Es complicado arbitrar pero no debe de serlo tanto, y sobre todo deben ser muy imparciales además de parecerlo. Porque, por ejemplo, Luis Suárez es un jugador que como Fekir airadamente protesta, aunque para algunos no sean lo mismo. Pese a ésta última mala jornada arbitral yo seguiré defendiéndoles, pero por favor, ayúdenme.