Cristiano, una sanción desproporcionada

Vaya por delante que no creo en conspiraciones, Villaratos, ni demás zarandajas. Nunca estaré en el bando de los que piden un trato de favor por tratarse de Cristiano Ronaldo. Me merece el mismo respeto, que es mucho, que cualquier otro jugador del campeonato. El portugués se equivocó respondiendo a Gurpegui y a Iturraspe, que consiguieron sacar una ventaja para su equipo. Fueron más listos que Cristiano. Su reacción, bien o mal vista por Ayza Gámez y sus asistentes, dejó a su equipo con diez en un partido que el Madrid podría haber ganado. Eso es lo primero.

Luego, para más inri, y dirigiéndose a cualquiera menos al cuarto árbitro, como demostaron Los Manolos en Cuatro, se echó la mano a la carita y llamó caradura a no se sabe quién. Un gesto inútil y susceptible de ser interpretado. A la postre, por una errónea interpretación del árbitro, le ha costado dos partidos.

Dicho esto, creo que Ayza merece un neverazo serio porque la redacción del acta es dañina para el jugador, faltando a lo que ocurrió (Deportes Cuatro lo demostró), y porque está demostrado que dijo una cosa tras el partido (señaló la acción con Gurpegui con balón en juego) y otra en la llamada del Comité (señaló la acción con Iturraspe sin balón en juego).

Prefiero no entrar en disquisiciones jurídicas. En ésta, como en casi todas las cuestiones, no hay más que aplicar el sentido común. No puede ser que ningún jugador se pierda tres partidos por lo que hizo Cristiano Ronaldo en el nuevo San Mamés.