El Barça logra lo imposible

El Barça hizo lo imposible. El doloroso 4-0 en campo del Paris Saint-Germain pareció, durante casi todo el partido, un resultado accesible. Y cuando dejó de serlo, porque marcó Cavani, se empeñó en volver a edificar el milagro. Fueron dos remontadas en una.

El Camp Nou estaba deseando asistir al milagro, decíamos, y en menos de tres minutos Luis Suárez le cargó de razones. El Barça apretó desde el pitido inicial y, tras un mal bote en el área francesa, la indecisión de la defensa y la decisión del uruguayo hicieron el resto.

El PSG no tenía el balón. Matuidi y Rabiot, gigantes en el Parque de los Príncipes, menguaron de golpe hasta parecer juveniles. El Barça siguió apretando, mientras los franceses se cargaban de amarillas (Matuidi nada más empezar, Draxler antes del primer cuarto de hora, Cavani…). Las ocasiones, eso sí, llegaban sobre todo en disparos lejanos: una volea más celebrada que certera de Mascherano, un libre directo de Messi (que participó muy poco en el juego colectivo antes del descanso), un disparo lejano de Iniesta y otro de Neymar, que salió rozando el palo…

Como en el primer gol, el Barça acompañó el 2-0 con un golpe psicológico: Iniesta entró en el área por el costado izquierdo y se aprovechó de Marquinhos, blandísimo. Como pudo, de espaldas, puso el balón en línea de gol y a falta de un compañero allí apareció Kurzawa para meter el balón en su portería. A cinco del descanso, al Barça le seguían cuadrando las cuentas y el Camp Nou entraba de nuevo en ebullición.

Nada más volver del descanso, la defensa del PSG regaló otra jugada circense. Meunier resbaló y se llevó por delante a Neymar, que entraba por el costado del área. Messi transformó el penalti con un disparo fortísimo y disuadió a los últimos escépticos. Hacía falta un gol para forzar la prórroga y quedaban 40 minutos por delante.

Con la renta reducida al mínimo, el PSG se decidió también a dar un pasito adelante. Adelantó un poco las líneas y presionó más arriba. Primero avisó con una subida de Meunier y un remate de Cavani al palo. Fue sólo un aviso de lo que sucedió poco después, cuando el uruguayo aprovechó  una dejada de cabeza de Kurzawa, en salto con Rakitic, para fusilar a Ter Stegen y poner fin al sueño azulgrana. En apariencia.

El PSG pudo rematar la eliminatoria, pero Cavani y Di María desperdiciaron dos ocasiones claras ante Ter Stegen. En el 87, Neymar embocó un libre directo con rosca a la escuadra. Empezaba la locura. Quien más quien menos, empezó a creer de nuevo, y no digamos cuando en el 90 el alemán Aytekin señaló un nuevo penalti, esta vez sobre Luis Suárez. Transformó esta vez Neymar y los cinco minutos de descuento cayeron del cielo como un indulto. Tantas penurias después, bastaba con un gol. Piqué se colocó como delantero centro y Sergi Roberto, en el último aliento, selló una remontada histórica, nunca conseguida.