AFernando Torres le quedan aún cuatro años de contrato con el Chelsea para demostrar que su fichaje no fue un error. Él sabe que no ha podido demostrar aún el por qué de su contratación. Por unos u otros motivos no ha tenido el acierto ni la fortuna de hacer lo que de él se esperaba. Tras la salida de Di Matteo y con la llegada de Rafa Benítez, el panorama parecía aclararse para Torres, que en el pasado tampoco contó con el beneplácito de Vilas Boas. Pero no. El que fuera su entrenador en el Liverpool, tampoco entró en Stamford Bridge asegurándole un puesto a Torres: “De Fernando no solo quiero sus goles”. Los deseos de Benítez se han cumplido. Jugó un partido casi perfecto tal y como le pedían. Se movió por todo el campo abriendo los huecos necesarios para que sus compañeros tuvieran más oportunidades. Marcó dos goles y con veloces arrancadas desarboló a la defensa del Nordsjaelland. Una goleada (6-1) que no sirvió para nada. El Campeón de Europa jugará ahora en la Europa League. Torres, de momento, se ha ganado una titularidad que le daría continuidad. Lo tiene claro: “Jugando cada encuentro cogeré el ritmo preciso para ser mejor, y así cumplir con el Chelsea y conmigo mismo”. El deseo del jugador es permanecer en Londres con su actual equipo y devolverle al dueño del Chelsea todo el cariño y confianza le ha demostrado. Pese a los insistentes rumores de una posible marcha al Anzhi de Roberto Carlos y de Samuel Eto’o, nadie de su círculo más íntimo confirman y sí, desmienten esas informaciones. Fernando Torres quiere seguir marcando goles para los “blues”, como hizo en la Champions el pasado miércoles y que, de nuevo, le colocan al frente de la tabla de los goleadores de su equipo esta temporada con 9 tantos. Eliminados de la Champions, su próximo objetivo está en Japón. Del partido entre el Monterrey (México) y el Ulsan Hyundai (Corea del Sur), saldrá el rival del Chelsea para las semifinales de un Mundial de Clubes que espera ganar el domingo 16 de diciembre, y donde desea marcar para desterrar las dudas que sobre él recaen desde su llegada a Stamford Bridge.