El héroe caído, el talentoso echado a perder, alcohol y fiesta regateando al propio balón... son conceptos tan seductores para el aficionado al fútbol como el taconazo de un artista o los goles por la escuadra del mejor cañonero ¿Quién no ha tenido un crápula con talento en su equipo y le ha querido pese a los excesos? El concepto es tan poderoso que no se replica solo en los astros, también vale para los jornaleros como Andy Van der Meyde. El holandes acaba de publicar su autobiografía y en ella relata con tal detalle los excesos cometidos a lo largo de su carrera como deportista que se ha ganado el calificativo de errante de por vida. “En una ocasión, estando de fiesta en Manchester, me bebí una botella de ron y fui directamente al entrenamiento. En las pruebas físicas marqué mis mejores tiempos pero no podía ocultar que iba borracho” En esa ocasión fue el Everton el que soporto sus desmanes. Van der Meyde comenzó pronto. En el Ajax de los Ibrahimovic, Mido o Galasek encontró una mezcla explosiva de veteranía y juventud con un único camino común: vivir la vida a fondo. ”Nos gustaba competír en carreras nocturnas por la A10 alrededor de Amsterdam. Zlatan tenía un Mercedes SL AMG, Mido pasaba del Ferrari al BMW Z8” Tomas Galasek le enseñó vicios más baratos aficionándole a los cigarrillos. En Inter, Ajax y Everton todavía se recuerdan sus arrancadas y buenos centros por la derecha. Ahora ha desveledo otras costumbres. ”Tenía un zoológico en el jardín de mi casa: caballos, perros, cebras, loros, tortugas… Una noche en el garaje vi algo grande y escuché algo. Mi mujer había comprado un camello” En el Everton vivió su momento más bajo. Van der Meyde, conquistador reconocido, se enamoró de una bailarina de striptease y comenzó a frecuentar cada bar. Dejó de entrenar con frecuencia y comenzó a dedicarse en cuerpo a alma a cuidar de la hija enferma de su nueva novia hasta el punto de no poder dormir. No podía si no consumía pastillas que tenía que tomar con receta médica. Así que se las robaba al médico del club. Lo hice durante más de dos años. Entonces llegó la cocaína , la tomaba con Bacardi y vino” Acabó fuera de la élite y tan solo pudo recuperar algo de la dignidad a última hora en el PSV. Por suerte, supo cortar a tiempo. “Me di cuenta de que tenía que irme de Liverpool o acabaría muerto”, Más vale tarde que nunca.